Con el avance del sistema de producción vegetal ecológico, existe interés por la búsqueda de nuevas prácticas agrícolas que sustituyan a los métodos convencionales de control de enfermedades. En vista de ello, la atención se ha centrado en el uso de métodos alternativos a los fungicidas tradicionales, que sean eficientes con el mínimo impacto ambiental y peligro para los consumidores. Los compuestos secundarios presentes en las plantas medicinales pueden desempeñar papeles importantes en las interacciones planta-patógeno, a través de la acción antimicrobiana directa, o mediante la activación de los mecanismos de defensa de las plantas que son tratadas con estos compuestos. El desarrollo de investigaciones con aceites esenciales o extractos crudos, producidos a partir de plantas medicinales, aromáticas e invasoras, ha indicado el potencial para controlar fitopatógenos, tanto a través de la fitotoxicidad directa como de alteraciones fisiológicas en la planta. Además, los aceites esenciales tienen actividad antimicrobiana contra diversos patógenos y pueden utilizarse como alternativa de control de enfermedades en la agricultura.
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