Las propiedades antibacterianas de la granada se vienen utilizando desde hace mucho tiempo, lo que se remonta a los tiempos bíblicos. Los egipcios utilizaron la granada como remedio tradicional durante miles de años en el sistema ayurvédico de medicina para tratar diversas infecciones. Los extractos de la corteza del fruto y de la corteza del árbol se utilizaban eficazmente contra la diarrea y la disentería. A lo largo de los años se han llevado a cabo numerosos estudios de pequeño tamaño en distintas zonas del mundo sobre los efectos bactericidas de las granadas en una serie de cepas altamente patógenas y resistentes a los medicamentos. Estos estudios determinan normalmente la potencia bactericida de distintos extractos de la planta de granada contra una serie de bacterias diferentes.
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