Desde hace dos décadas se sabe que las macroalgas son importantes fuentes de sustancias bioactivas útiles. Los metabolitos secundarios o primarios obtenidos de estos organismos pueden ser potenciales compuestos bioactivos de interés para la industria farmacológica. Las principales razones para utilizar extractos de algas como agentes antifúngicos son su origen natural y la escasa probabilidad de que los patógenos desarrollen resistencia. Pueden tener un efecto adverso mínimo en los procesos fisiológicos de las plantas y menos riesgos medioambientales en comparación con sus alternativas sintéticas, ya que los productos vegetales son fácilmente convertibles en material orgánico común (ecológicos).
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