Las infecciones fúngicas en humanos causadas por patógenos oportunistas se acrecentaron en las dos últimas décadas. Entre ellos destacan los del género Candida, causales de infecciones sistémicas invasivas mortales. Desde la década del 50 se han desarrollado drogas con actividad antifúngica, no obstante estas terapias se ven negativamente afectadas por múltiples factores: elevada toxicidad, acción fungistática, desarrollo de cepas resistentes, elevados costes y limitado número de dianas moleculares que los antifúngicos actuales pueden atacar. Estas situaciones hacen necesaria una búsqueda seria de compuestos dotados de mayor seguridad, potencia y selectividad, y que además puedan estar al alcance de la mayoría de la población. Las plantas medicinales representan fuentes únicas de moléculas bioactivas para las investigaciones orientadas al desarrollo de drogas innovadoras. En el noroeste argentino existen especies vegetales con propiedades antifúngicas descritas en sus usos tradicionales. Entre ellas destacan: Raphanus sativus L. (Brassicaceae) y Anagallis arvensis L. (Primulaceae).