En la adolescencia comienzan a aparecer determinadas características y manifestaciones propias de la edad, de tal manera que los encargados de la educación -institucionalizada o no- tienen que conocer, estudiar y aprehender para garantizar un tránsito no traumático de los adolescentes en su formación. Todo lo anterior es posible mediante una dirección adecuada del proceso de adaptación escolar, teniendo presente que este es un ciclo que garantiza un feliz término con la adaptación en sí del adolescente, pero que precisa de un seguimiento a tres componentes descriptores de tal proceso, los cuales son referidos a los factores que pueden provocar inadaptación, las manifestaciones tácitas o potenciales de esta y las actividades adaptativas que tienen que ser dirigidas adecuadamente por los responsables de la educación, dígase, directivos, docentes, otros trabajadores de la educación, la comunidad mediata e inmediata, y por supuesto la familia. Se presenta una modelación estratégica para el desarrollo de este proceso desde la educación institucionalizada.