Las personas con enfermedad renal crónica sometidos al tratamiento de hemodiálisis viven cambios en los estilos de vida y por lo tanto adoptan respuestas o mecanismos para afrontar dicha situación. Algunos caen en el conformismo y aceptan el hecho de tener una enfermedad crónica y que para su mejoría necesitan tratamiento durante toda su vida; otras pueden presentar cierta resistencia a los cambios antes mencionados y afrontar con dificultad el tratamiento propuesto para paliar la enfermedad renal. Durante el curso de la enfermedad habitualmente afloran sentimientos de culpa, negación, rabia, depresión y frustración que son difícilmente comprendidos y aceptados por el paciente y sus familiares.