El fenómeno de la guerra hispano-cubana-estadounidense ha sido uno de los hechos más notorios de la segunda mitad del siglo XIX americano. Esta guerra, si bien es para unos causa de deshonra nacional, para otros significa el inicio de una fase imperialista y del cumplimiento de viejos anhelos de dominación mundial, bajo la égida del Destino Manifiesto. Pero para los cubanos esta guerra tuvo un significado mayor, ya que se cumpliría una vieja pretensión norteña que se escuda bajo el nombre de Teoría de la Fruta Madura y, con ella, tendrían que pasar 60 años para que se pudieran materializar los sueños de muchos patriotas criollos como Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo, Máximo Gómez y José Martí, de una Cuba libre e independiente. Para el autor es importante que los jóvenes estudiantes de las universidades sean capaces de valorar en su justo medio las implicaciones que este hecho tuvo para los países envueltos en la contienda. Hoy es imperativo buscar la raíz de los hechos que a lo largo de más de cien años han cimentado las discordias entre nuestros pueblos por la ambición de los gobiernos.