La mayoría de las veces pensamos que los pobres no son solventes. Pensamos que no saben pedir préstamos o ahorrar o que no poseen ningún tipo de garantía para obtener microcréditos de las instituciones financieras. A veces pensamos que no podemos fiarnos de ellos. Siempre nos atenemos a lo que nos dicen las instituciones financieras: "Conceder un préstamo a una persona pobre es demasiado arriesgado". Sin embargo, esta investigación ha demostrado claramente que los pobres saben ahorrar o pedir prestado. Sólo necesitan orientación y motivación. El modelo Grameen demuestra claramente que podemos hacer negocios con los pobres. Los bancos convencionales y otras instituciones financieras imponen muchos requisitos y limitan el acceso de los pobres a los microcréditos. Un magnífico trabajo que presenta la perspectiva de los clientes sobre el acceso al microcrédito de las instituciones financieras existentes en Papúa Nueva Guinea.
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