Aunque el objetivo inicial de la Unión Europea de sentar las bases de una "unión cada vez más estrecha" de los pueblos de Europa se consideraba una respuesta al nacionalismo, su enfoque descendente de la integración no ha creado un público europeo tan necesario para apoyar la existencia de sus instituciones. En el Estado-nación las instituciones gozan de un poder legítimo porque la conexión entre un Estado y su pueblo se expresa a través del nacionalismo y la identidad nacional. No es sólo esta fuerte relación lo que dificulta la legitimidad de la UE, sino también la ausencia de un equivalente de la UE que pueda rivalizar con ella. La búsqueda de ese equivalente puede llegar en el momento oportuno, ya que el Estado-nación está sometido a presiones desde arriba y desde abajo debido a la globalización y la migración masiva. En teoría, la UE podría aprovechar esta situación para ofrecer una alternativa. Este libro examina el potencial de cinco conceptos en los que podría basarse un equivalente de la UE al nacionalismo o la identidad nacional: supranacionalismo, postnacionalismo, transnacionalismo, multiculturalismo y regionalismo. Los conceptos se analizan en la práctica a través de un estudio de caso sobre los Países Bajos, que mostrará que su significado histórico puede influir en las posibilidades de la UE.
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