América Latina cambió. Tras siglos de inestabilidades sociopolíticas, el Continente comienza a asumir una identidad colectiva, cuya distinción se traduce en lo que Alfonso Sastre ha llamado: la Neohistoria. ¿Cómo puede explicarse esta dinámica insurgente en un mundo convulso y marcado por la apocalíptica Postmodernidad? El resurgir izquierdista de algunos países del Área está sustentado en el protagonismo de los tradicionalmente marginados de la Historia: los movimientos indígenas y sus manifestaciones artísticas; y la vindicación de la mujer expresada en un discurso de la alteridad, proponen, por primera vez, la trascendencia de lo intrascendente. Con la Neohistoria, América Latina pone fin a los supuestos fines postmodernos, en una era, cuya proyección hacia el exterminio de la raza humana, constituye una alternativa muy débil. Lo que realmente ha llegado a su final es la creencia del cambio imposible, de la inutilidad creativa, de la resignación ante un destino predispuesto. El presente libro es una oportunidad para acercarse al nuevo panorama latinoamericano; y a las perspectivas transformadoras de los Estudios Socioculturales contemporáneos en su accionar comunitario.