La enseñanza de la Historia no es una práctica ingenua. Ella se emprende desde y para una ideología. En momentos como los que vivimos, en el que nuestras naciones buscan afianzar lo diferencial, estas reflexiones contituyen un acercamiento a la urdimbre de una práctica desde la cual se construye un tipo de ciudadano, con una concepción de la Historia y de su papel en ella específico. Este texto constituye una aproximación desde la conjunción de tres elementos: el texto escolar, el docente y el alumno.