Las exigencias que se le están planteando a las universidades como responsables de la formación profesional y el desarrollo científico de los países, concentran una especial atención en el tema de las competencias comunicativas, las cuales constituyen un eje transversal en la formación disciplinar de los diferentes programas académicos. Las prácticas comunicativas constituyen un componente fundamental dentro de los procesos de formación y posterior desempeño profesional de una persona. Es decir, las competencias comunicativas son determinantes para la adquisición y apropiación de conocimientos, su correspondiente aplicación en los contextos reales en que el individuo se desempeña y para el desarrollo integral de la dimensión humana en la que los individuos interaccionan desde sus intereses de autorrealización y a partir de su proyecto de vida.