La interfaz cerebro-ordenador es un sistema de comunicación entre el usuario y el ordenador. La interfaz cerebro-ordenador (BCI) se utiliza como comunicación directa con el cerebro humano mediante algoritmos. Es una bendición más para las personas con discapacidades graves, que no son capaces de controlar sus órganos corporales, pero la capacidad mental es normal. Hoy vivimos en la era del ordenador. Cualquier sistema necesita una entrada para ser procesado. El cerebro genera señales cerebrales denominadas ritmos cerebrales. Los ritmos cerebrales se utilizan como entrada para el sistema BCI y hay principalmente cinco tipos: delta, theta, alfa, beta y gamma. La actividad rítmica del cerebro se genera cuando estamos pensando, relajados, contentos, tristes o cuando el músculo está trabajando, en el sueño, en el estado de sueño profundo. Se pueden captar los ritmos cerebrales mediante dos tipos de técnicas: BCI invasiva y no invasiva. En la BCI invasiva los electrodos se colocan en los lóbulos mediante cirugía, lo que puede dañar a los sujetos. La BCI no invasiva utiliza electrodos colocados en el cuero cabelludo para captar las señales cerebrales, y no daña a los sujetos, pero la calidad de la señal es inferior a la de la BCI invasiva. Hoy en día, la BCI no invasiva es muy popular porque es segura para las personas. La electroencefalografía (EEG) es un dispositivo que capta las señales cerebrales.
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