Dios quiso producir un fruto diferente, que tradujera un poco el alma del pueblo. Y empezó por la flor; haciéndola en-canto y belleza, como símbolo de amor, esperanza y pureza. Retratando a la criatura que vegeta sin vivir, hizo un tipo sin dulzura, amargo a más no poder. - Por eso DATERRA, con extraña parodia, encierra en su simbolismo a los que viven sin amor. Por el contrario, hizo otro dulce, que agrada constantemente, como si fuera una copia de los que sólo viven contentos. - Por eso la SELETA nunca desagrada: como el alma de un poeta, es demasiado buena y demasiado dulce. Para las fortunas alternas, que van de buenas a malas, ha hecho unas golosinas que al final son muy amargas. Si la felicidad es esto: la siembra del anhelo, entonces LIMA aparentemente retrata la felicidad. Y, encontrando la solución -¡lo que Dios no encuentra! en la Historia de la Creación, apareció la NARANJA, que, como nosotros, cumple papeles desiguales: - algunas son dulces y buenas. - otras, muy amargas. Élton Carvalho
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