La dieta mediterránea es objeto de numerosos estudios en cuanto a los efectos beneficiosos que produce en el organismo, principalmente por su incidencia positiva en la prevención de los accidentes cardiovasculares. El éxito de esta dieta es atribuido a su componente graso mayoritario, el aceite de oliva virgen. Su importancia radica en su alto contenido en ácido oleico y en compuestos fenólicos. Estos últimos destacan por su elevada actividad antioxidante, sobre todo en orto-catecoles. El hidrtoxitirosol y el tirosol son dos de estos biofenoles y se encuentran en diversas fuentes naturales, siendo especialmente importante su presencia en el olivo. El hidroxitirosol se ha convertido en objeto de numerosos estudios por parte de diferentes grupos de investigación de todo el mundo. Presenta una capacidad protectora frente a la oxidación mucho mayor que los aditivos antioxidantes habitualmente utilizados por la industria alimentaria, fundamentalmente tocoferoles y BHT. Además se ha demostrado que presenta actividad antimicrobiana, antihipertensiva, hipoglucémica, antiagregante plaquetaria, cardioprotectora y antiinflamatoria.