El sistema político dominante en el mundo capitalista, la democracia, sigue teniendo graves problemas para consolidarse. Todavía no ha sido capaz de combatir la pobreza. Desde los años 60, se han adoptado muchas estrategias para aliviar el sufrimiento de la gente, pero no parecen tener el efecto deseado. Hay que encontrar antídotos para combatir la pobreza en el mundo. Necesitamos políticas públicas centradas en las realidades locales y que impliquen a los propios actores. Los llamados pobres deben estar en el centro de todas las iniciativas, pero no como meros beneficiarios, sino como sujetos de todas las acciones. El capital social debe jugar un papel fundamental en la apropiación del problema por parte de los que sufren. Necesitan tener voz, opinión, deseos y sueños. Sólo así podrán hacerse cargo de los acontecimientos sintiéndose parte de la acción. Es necesario analizar en profundidad las políticas públicas mozambiqueñas, desde su elaboración hasta su aplicación y evaluación. Queda el deseo de contribuir a un futuro cada vez mejor.
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