Debido a la infinidad de avances científico-tecnológicos desde el siglo XIX (con especial mención a la época de Louis Pasteur), el bienestar y el grado de salud en la población humana se ha visto incrementado. Uno de esos indicadores es la consecución de alimentos para la totalidad de la humanidad, lo que sigue siendo objetivo prioritario para instituciones como la ONU y la FAO. En este sentido, tanto los métodos productivos como los de procesado y transformación han desarrollado gran tecnificación y, como consecuencia, se han abaratado costes en alimentos básicos y de primera necesidad que suministran proteínas de alto valor biológico al ser humano. El problema, que no es actual, implica que todos estos cambios han traído consigo una emergencia de diferentes patologías transmisibles mediante los alimentos, predominantemente de origen animal.