La enfermería femenina estaba claramente perfilada y estructurada en el siglo XVIII como se refleja en las distintas constituciones hospitalarias ibéricas e indianas. Así, en el hospital de las Cinco Llagas de Sevilla se mantuvo la transmisión del conocimiento de forma empírica de "madres" a "hijas", tal cual una familia, amparadas por un centro religioso que actuaba como una casa comunidad y reclusión de mujeres. En este hospital, las mujeres encontraron un lugar donde aprender un oficio en las áreas de enfermería, cirugía, convalecencia, incurables, buen morir, ropería, cocina, panadería y lavandería. De esta manera, algunos hospitales ibéricos ofrecían trabajo a la población femenina con o sin experiencia en la asistencia hospitalaria, recibiendo un salario anual, ración de comida diaria, aprendizaje de un oficio, dote y adquisición de ropa en las subastas de los bienes de difuntas del hospital. A América llegó una enfermería femenina ya formada, aunque no quita que se hubieseinstituido otros tipos propios de asistencia al enfermo, principalmente en las figuras de las mulatas e indias que se destacaron por sus capacidades curativas y asistenciales en el Virreinato del Perú.