Lina Bo Bardi, figura icónica en la arquitectura latinoamericana, trasciende el mero diseño para concebir edificaciones como organismos vivos, arraigados en la interacción social y simbólica. Su legado se forja con la utilización de elementos naturales: piedras, hojas, vegetación y agua, otorgando vitalidad a cada obra. La singularidad de su enfoque se manifiesta en la meticulosa disposición de circulaciones verticales estratégicas, imbuidas de significados implícitos y una complejidad constructiva única. Esta maestra del detalle y la innovación, quizás influenciada por su incursión en el diseño industrial, desvela en cada proyecto una obsesión creativa hacia la precisión en los elementos de ensamblaje y articulación, evidenciando cómo las circulaciones ocupaban un lugar preeminente en su esfera de atención y energía creativa.