Los dentistas tienen más de 300 articuladores diferentes entre los que elegir, y su evolución a lo largo de los años ha permitido conocer a los investigadores que intentan desarrollar un dispositivo mecánico que simule los movimientos de la mandíbula. La historia del desarrollo de los articuladores está llena de muchas teorías interesantes y conceptos contradictorios. En las últimas dos o tres décadas, ha habido tendencias concurrentes, ya sea para reducir el articulador a una simple bisagra o para hacerlos cada vez más complejos de manera que registren todos los movimientos mandibulares. Muchos dentistas sostienen que el mejor articulador es la boca del paciente, porque es ahí donde acaba la prótesis y es ahí donde "hay que ajustarla de todos modos". En contra de esa creencia, otros afirman que el articulador es el mejor medio para desarrollar el esquema oclusal porque (1) la visibilidad es mejor fuera de la boca, donde no influyen factores intraorales como la saliva, la poca luz y la cooperación del paciente, (2) los movimientos de cierre y excéntricos del paciente pueden controlarse repetidamente.
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