Durante todo el siglo XVII en la Ciudad de México existieron personajes que ejercieron diversas actividades de carácter científico, entre ellas, la astronomía-astrología. La mayoría de estos científicos estudiaron y dieron clases sobre dicha ciencia en la Real y Pontificia Universidad de México, lugar donde intercambiaron opiniones y expusieron sus distintas y contrastantes teorías sobre los astros y sus influencias positivas o negativas sobre los seres humanos. Dos astrónomos astrólogos fueron ejes centrales en la enseñanza de la astronomía-astrología y dieron sus opiniones sobre las lecturas de los autores clásicos escolásticos y herméticos así como del ingreso de la lenta pero inexorable visión mecanicista. Diversos y productivos fueron los trabajos sobre sus observaciones sobre los cometas y eclipses, así como los Pronósticos y Lunarios, que resultaron ser totalmente subjetivos y de altas ventas y éxito entre sus autores. La mayoría fueron criollos y se relacionaron laboran y afectivamente entre ellos, así como entre sus descendientes.