El duelo por los espacios amados, perdidos e inevitablemente anhelados, tanto como la persistente inquietud por hacerse de un cuerpo necesario para habitar estos mundos y estos tiempos mutantes y muchas veces llenos de zozobra, son parte de esta exploración particular. Insistencias que, como aquellos solitarios brezales de los que escribía Carson, tuercen trayectorias, afilan sensaciones y sentidos, dan (provisoriamente) un lugar. Bárbara Golubicki.