Pese a ser una disciplina relativamente joven, la Atención Temprana se ha caracterizado por su carácter dinámico, capaz de adaptarse a las aportaciones actuales sobre el desarrollo de los niños, la detección precoz de sus dificultades, el papel de la familia o los métodos de intervención. Todo ello ha traído como consecuencia la aplicación de nuevos modelos que insisten en la conveniencia de la estimulación en los contextos naturales a través de las situaciones rutinarias que se plantean cada día en el hogar, sin desechar, naturalmente, otras actividades más específicas. Porque no hay que olvidar que la Atención Temprana se ha convertido en una tarea compleja, que requiere la actuación de un equipo multidisciplinar que contemple la globalidad del niño y las características de cada familia, y que, a su vez, esté formado por profesionales bien formados. Los beneficios de la intervención temprana están bien contrastados y afectan no solo a los niños, sino a la familia. Los esfuerzosde coordinación entre los profesionales de las Instituciones que tienen que ver con la infancia (Educación, Sanidad, Servicios Sociales), y la colaboración de la Universidad, han resultado muy fructíferos.