En las presentaciones teatrales cuando vemos que alguien muere no presenciamos una muerte real, pero podemos sentir el impacto como si realmente ese personaje muriera, no vemos una lucha, pero sentimos y creemos en la lucha, el teatro se puede comparar con un juego de niños, de personificación. Cuando fuimos niños, jugábamos a ser superhéroes nos transformábamos en este, no estábamos donde se percibe el cuerpo sino dentro de un lugar de la mente, un lugar donde se transmuta la realidad, se debe aclarar que toda la realidad está ya transmutada por la mente adulta, ya tenemos percepciones de quienes somos y ya tenemos pensamientos de lo que es correcto y lo que no es correcto, ya construimos un personaje de lo que somos, esto no implica que seamos un falso ser, nos nombramos a nosotros mismos a través de nuestras creencias y de lo que pensamos que debe ser el mundo exterior.