Los materiales compuestos de resina, colocados directa o indirectamente, presentan un rendimiento clínico prometedor a largo plazo cuando es necesario rehabilitar los dientes posteriores. Aunque llevan muchos años en la práctica clínica, la selección del mejor protocolo de tratamiento sigue siendo subjetiva. Para hacer frente a estos retos clínicos, los fabricantes han desarrollado materiales y técnicas para la construcción indirecta de restauraciones de resina compuesta. Las resinas procesadas en el laboratorio generalmente difieren sólo en su método de polimerización, que cura más completamente los composites (tiene una mayor tasa de conversión de monómero a polímero). Esto ha dado lugar a una reducción de la cantidad de contracción de la polimerización intraoral, un mejor control de los contornos de la restauración proximal, un mejor control de la adaptación marginal, mejores propiedades físicas del material de restauración, una mejor capacidad de pulido, una menor solubilidad en agua y una mayor dureza. Las desventajas más frecuentemente asociadas a la técnica indirecta son que requiere 2 citas, más tiempo de colocación que la técnica directa, y es más costosa en comparación con la incrustación directa.
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