Los implantes dentales, también conocidos como implantes orales o endoóseos, se han utilizado para reemplazar dientes perdidos durante más de medio siglo. Se consideran una contribución importante a la odontología, ya que han revolucionado la forma en que se reemplazan los dientes perdidos con una alta tasa de éxito. Sin embargo, los implantes dentales presentan nuevos desafíos para los dentistas y pueden no ser adecuados para todos los pacientes, especialmente aquellos con antecedentes de tabaquismo pasado o actual, enfermedad periodontal, diabetes mellitus no controlada o mal controlada, o mala higiene bucal, todos los cuales son factores de riesgo asociados con el fracaso del implante. En pacientes que se determine clínicamente que son buenos candidatos para recibir implantes dentales, es esencial realizar un examen exhaustivo y una planificación cuidadosa para evitar estructuras anatómicas durante la preparación de la osteotomía y garantizar la colocación del implante dental en una posición que maximice el potencial restaurador y preserve la salud del paciente y la estabilidad a largo plazo del implante. La tecnología de implantes dentales ha experimentado cambios drásticos en los últimos años y se ha convertido en una opción importante de planificación de tratamientos en odontología restauradora.
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