En los últimos 150 años los avances tecnológicos han mejorado las condiciones de vida de los seres humanos permitiendo un crecimiento exponencial de la población; sin embargo, esto generó problemas derivados del uso desmedido de recursos naturales, entre ellos la contaminación ambiental. La acumulación de compuestos tóxicos, como ser los plaguicidas, genera un impacto perjudicial sobre los ciclos biogeoquímicos y por ende deteriora la homeostasis ecológica. En el Rio Salí Dulce, principal cuenca hidrográfica de Tucumán, Argentina, se encontraron plaguicidas organoclorados en concentraciones superiores a las permitidas, debido a que recibe efluentes de diversas industrias. A partir de este escenario, el grupo de trabajo plantea la utilización de actinobacterias como estrategia de biorremediación, ya que son microorganismos abundantes en el suelo y poseen un papel ecológico importante en la degradación de sustancias. Streptomyces, uno de los géneros utilizados posee genes asociados a la producción de biofilm sumado a su capacidad de degradación de plaguicidas organoclorados ya estudiada, que resultan en características prometedoras para potenciales aplicaciones biotecnológicas.