En el panorama en constante evolución de la política y la economía mundiales, la relación entre India y China destaca por ser una de las más complejas y polifacéticas. Como dos de las naciones más grandes e influyentes de Asia, sus interacciones están determinadas por un delicado equilibrio entre historia, geopolítica e intereses económicos. En los últimos años, sobre todo tras las escaramuzas fronterizas de 2020, se ha producido un notable aumento del sentimiento antichino en India, con llamamientos a boicotear los productos chinos cada vez más fuertes en el discurso público. El supuesto subyacente de estos llamamientos es claro: reduciendo la dependencia económica de China, India puede reforzar su soberanía y promover la autosuficiencia.
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