La braquiterapia se ha ido convirtiendo en el ¿Gold Srandard¿ de las terapias ¿conformadas¿ para la administración de altas dosis tumoricidas a los lechos tumorales con la mínima afectación de los tejidos sanos circundantes. Esta terapia radiante ha resurgido apoyada en las tecnologías de alta definición en imágenes y en los potentes motores de cálculo que se han desarrollado para la dosimetría de pacientes, durante las últimas 4 décadas. Las distribuciones volumétricas de las dosis se ajustan muy precisamente permitiendo alcanzar niveles de exactitud casi imposibles con radioterapia externa. Esta terapia ha brindado un nuevo panorama al diagnóstico temprano pues permite la posibilidad de remisión completa de la enfermedad, tratada a tiempo. En los estadios tempranos esta terapia sola ofrece excelentes resultados, sin embargo, en estadios más avanzados se suele utilizar en combinación con otras modalidades de tratamiento como la radioterapia externa, la hormonoterapia, la cirugía y la quimioterapia, en cuyo caso su efectividad suele estar supeditada a la precisión de las otras terapias.