A todos nos pesa la vida en ocasiones, todos sufrimos en algún momento y de alguna manera. Pero somos hijos de Dios y eso ha de llevarnos a ver el sufrimiento con ojos cristianos: es nuestra forma de identificarnos con Cristo Redentor. Y así como Él resucitó tras morir en la Cruz nosotros, cristianos corrientes, ante el dolor y las dificultades nos decimos: ¡levántate! ¡canta y camina! ¡la vida es un viaje al Cielo que merece la pena!