La relación entre la coherencia, flexibilidad y contextualización propicia la unidad entre la teoría y la práctica como proceso y resultado, entendiendo que el proceso se sustenta en la teoría, es un acto formalizado, planificado, dinámico y permanente, en el cual se desarrollan acciones y actividades flexibles y coherentes dirigidas a la adquisición, estructuración y reestructuración de conocimientos, habilidades y valores, que tienen en cuenta las características propias de ese contexto pedagógico. Es resultado ya que se materializa en la práctica, contribuye al perfeccionamiento de la función docente a través de la reflexión de la propia práctica de forma coherente y flexible, de modo que le permita estimular su desarrollo personal y profesional.