El psicoanálisis debería de ser flexible en ámbitos donde el encuadre ortodoxo es inaplicable, está flexibilidad no determina la rotura de los simientos propios de la práctica, sino, un acomodamiento a los contextos, patologías y demandas actuales. El mundo nos presenta diferentes escenarios y variados desafíos, el sufrimiento humano construye tantas barreras que el romperlas exige un conocimiento científico, pero también empatico y emocional, no se debería aplicar solo la rigurosidad médica positivista al dolor psíquico de un sujeto, la coexistencia de ambos conocimientos probablemente nos darán más herramientas para cuando se esté al frente de otro ser humano que sufre y busca ayuda para calmar su malestar, de esto se trata el trabajo del psicólogo, la objetividad de lo instrumental y la subjetividad de lo transferencial.