La movilidad urbana actualmente, es un tema que preocupa a la mayoría de los países del mundo. Sin embargo, en América Latina se le ha dado una consideración superior debido a las evidentes consecuencias (como el creciente congestionamiento vehicular y contaminación por diversas causas vehiculares) que con dificultad pueden enfrentar las ciudades de países en desarrollo incipiente. Por ello, se ha empezado a tomar acciones para transformar esta movilidad de carácter perjudicial a una movilidad con un enfoque de sostenibilidad que contribuya a estructurar mejores ciudades, con menores necesidades de desplazamientos motorizados, más compactas, seguras, limpias, adaptables, amables, activas y saludables; en suma, con mayor calidad de vida y competitividad (MUSAL, 2014).