El diagnóstico microbiológico clásico de estas infecciones se reduce la mayoría de las veces al cultivo bacteriano y a la evaluación de su resistencia a fármacos, lo que consume mucho tiempo y disminuye las posibilidades de un tratamiento eficaz. Por este motivo, se necesitan otros métodos diagnósticos que permitan detectar simultáneamente con precisión la presencia de GBS, así como definir sus determinantes más importantes, como la resistencia a los antibióticos más comunes. En realidad, esto sólo puede lograrse mediante métodos de biología molecular, que son más específicos que los métodos basados en el análisis fenotípico del GBS. Se han realizado estudios moleculares sobre la prevalencia de los factores de virulencia y los mecanismos de resistencia a los macrólidos de S. agalactiae en muchos países. Estos estudios son poco frecuentes en los aislados iraquíes.