Una de las primeras semillas oleaginosas conocidas por la humanidad, las semillas de sésamo se han utilizado ampliamente en la cocina y en la medicina tradicional por sus propiedades nutritivas, preventivas y curativas. Son muy apreciadas por su aceite, que es excepcionalmente resistente a la ranciedad. 'Ábrete, sésamo', la famosa frase de Las mil y una noches, refleja la característica distintiva de la vaina de la semilla de sésamo, que se abre cuando alcanza la madurez. Las semillas de sésamo no solo son una excelente fuente de cobre y una muy buena fuente de manganeso, sino que también son una buena fuente de calcio, magnesio, hierro, fósforo, vitamina B1, zinc, molibdeno, selenio y fibra dietética. Se utilizan como ingredientes activos en antisépticos, bactericidas, viricidas, desinfectantes, repelentes de polillas y agentes antituberculosos porque contienen antioxidantes naturales como la sesamina y la sesamolina. Estas características han estimulado el interés por la caracterización bioquímica y fisiológica del sésamo. Este estudio ha abarcado 16 variedades de sésamo y ha revelado diferencias a nivel de las proteínas de las semillas. Es necesario investigar la caracterización molecular para confirmar estas diferencias a nivel genético.
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