Desde hace varios años la disposición final de los residuos agrícolas, urbanos e industriales se ha convertido en un problema para la sociedad. El reciclaje, a través de incorporación directa al suelo o el tratamiento previo de los materiales, es una alternativa de manejo y disponibilidad de los mismos usándose finalmente como enmiendas orgánicas. Una de las formas más viables para su tratamiento es el compostaje, el cual permite reducir significativamente su volumen, resultando así un producto estable que aporta beneficios a la agricultura, cuya composición dependerá del origen, clima, época del año, tiempo de almacenamiento, etc. Las enmiendas orgánicas incorporadas al suelo desempeñan un papel importante ya que además de aportar nutrientes tales como N, S, P, K y microelementos, como producto de los procesos de descomposición y mineralización, también, contribuyen al mejoramiento de las propiedades químicas y físicas del suelo tales como la capacidad de intercambio catiónico, la capacidad amortiguadora del suelo, la estabilidad de los agregados y con ello la resistencia a la erosión y la retención de humedad, además de incrementar su biomasa microbiana.