En el año 1996 nuevamente hizo historia. Por primera vez, las revistas Time, Newsweek, y US News and World Report presentaron la misma historia: Jesucristo. Sin otro particular, estos artículos muestran que todavía hay concepciones equivocadas y medias verdades en cuanto a este hombre en el mundo. Así que aquí lo tenemos. . . No ha habido muchos cambios de cuando las sandalias de Jesús recogieron polvo en la tierra de Palestina. Sigue siendo tema de conversación en los cafés y en las peluquerías. Se sigue hablando bien y mal de él. Despierta nuestra curiosidad. Motiva nuestra imaginación. Y en ocasiones hasta nos encoleriza. En verdad, ¿quién es él? Usted sabe que no es un político, pero sigue estrechando las manos de niños y ancianos y transforma naciones enteras. No es un activista social, pero él es el propulsor de muchos hospitales, orfanatos e innumerables actos de bondad. No es un entretenedor, pero ¿la agenda de quién es la más ocupada? ¿Es un psicoterapeuta? No lo creo. Pero ha rehabilitado a millones. Este carpintero y campesino ha construido un reino jamás imaginado por sus enemigos terrenales. En verdad, ¿quién es? Si usted fisgoneara detrás de las puertas de las torres de marfil usted escucharía a los eruditos discutiendo sobre la frase "la búsqueda del Jesús histórico". Lo que afirman es que hay que quitarle a los evangelios toda secuela de lo milagroso y lo "mítico" y tratar de entender lo que el autor realmente dijo. En la mayoría de estas presentaciones resulta que Jesús es un filósofo cínico; un zelote rebelde; o peor aún, un buen hombre que sería buen vecino. Bueno, he aquí las buenas noticias y el ímpetu detrás de este libro: Los evangelios, como los tenemos, presentan a este Jesús histórico. No tenemos que rebuscar en las fuentes. No tenemos que jugar a las escondidas con ellas. No tenemos que psicoanalizar una iglesia hipotética. Tampoco tenemos que interpretar los murales de un pintor del segundo siglo. Los evangelios que usted tiene en sus manos, con todos sus milagros, dicen la verdad en cuanto a Jesús. En verdad, ¿quién es él? Es el Señor, Jesucristo, quien murió por nuestros pecados y se levantó para nuestra justificación. ¡Vale la pena escribir de eso!
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