Este trabajo explora la idea de una democracia minimalista, aquella que inventa (le confiere otro sentido) la terna revolucionaria Libertad, Igualdad y Fraternidad, en la construcción política (relacional) de la ciudad como elaboración comunicacional. La sede de esa invención es el Sujeto-actor (como categoría política que se hace carne por el proceso de subjetivación). Este Sujeto requiere alterarse, esto es, entrar en contacto con otros, para poder delimitar singularidades plurales. Los encuentros intencionados entre Sujetos hallan un espacio privilegiado de ocurrencia en las ciudades contemporáneas, caracterizadas por la indeterminación discursiva, tanto en su estructura, como en su dinámica y, por tanto, por la incompletitud y flexibilidad del ligamen social. Una vez en el nivel de los Sujetos, se abre la reflexión sobre las formas radicales de organización de la desconfianza como fraternidad/urbanidad.