Si existe una figura sólidamente enraizada en nuestro imaginario de lo urbano, representada en el cine, o escenario de míticos relatos, es la ciudad. La gran ciudad contemporánea. La metrópoli inconmensurable y vertical. La ciudad que ha crecido hasta perderse en sí misma. Al intentar comprenderla, desde la variedad de sus representaciones, podemos visualizar su proceso de cambio y la transformación que, de ella, hacemos nosotros mismos. Los espacios urbanos se idealizan en ciertas narrativas y también bajo el lente de una cámara, de esa forma cobran protagonismo como figuras reales . Del otro lado de la ficción, los ciudadanos dan forma a los ambientes urbanos, adaptándolos a sus hábitos de vida y trabajo, e intentando comulgar con el ideal de las ciudades soñadas del cine y la literatura. Estas dos perspectivas nos permiten acercarnos a un fenómeno que nos involucra a todos, pero que pocas veces nos detenemos a contemplar: la metamorfosis de la ciudad y su relación con la transformación de nuestro imaginario.