Los cánceres sólidos son una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, principalmente debido al fracaso de la detección clínica eficaz y el tratamiento de la enfermedad metastásica en sitios distantes. Las CTC son células extremadamente raras que se encuentran en la sangre total de los pacientes con cáncer y tienen el potencial de servir como una "biopsia de sangre" que permita el cribado de toda la población para el diagnóstico precoz, el seguimiento pronóstico de alta sensibilidad para los pacientes con cáncer y la elaboración de perfiles moleculares no invasivos en serie para llevar la ciencia de la medicina personalizada a la práctica en la clínica. La presencia de CTC en el torrente sanguíneo encaja muy bien con la teoría de la "semilla y el suelo" de la formación de metástasis: las células tumorales entran en la circulación sanguínea tras desprenderse del tumor primario y pueden migrar hasta alcanzar órganos distantes, donde pueden implantarse y dar lugar a metástasis. Aunque la diseminación metastásica representa la causa última de muerte, la liberación de células tumorales puede producirse también en fases tempranas de la enfermedad: alrededor del 30-40% de los pacientes, de los que se cree que tienen una enfermedad localizada, pueden presentar de hecho metástasis ocultas, probablemente derivadas de CTC, que serán responsables de la progresión de la enfermedad.
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