La coagulación intravascular diseminada (CID) corresponde a una activación sistémica excesiva del proceso de coagulación. Siempre debe buscarse una etiología subyacente. En el caso de una causa infecciosa, el pronóstico del paciente puede mejorar si se identifica rápidamente el agente causal y se instaura el tratamiento adecuado. Aunque el tratamiento sintomático de la CID es esencial para controlar su impacto clínico, la piedra angular del tratamiento sigue siendo el manejo de la etiología subyacente, especialmente en el caso de la infección, dada la relativa facilidad para iniciar el tratamiento en comparación con las patologías neoplásicas.El objetivo de nuestro trabajo era estudiar las características clínicas y biológicas de la CID de origen infeccioso, identificar los agentes infecciosos y precisar el curso.
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