Nuestra Colombia, un país tropical con inimaginables bellezas territoriales y humanas, ha sido convertido lentamente desde su independencia transitoria en 1810 y la definitiva en 1819-1820, en un país de subculturas, constituidas estas por un conjunto de personas aquí y allá con conveniencias y compromisos diferentes. Pero, las diferencias que de una u otra forma existen en los seres humanos y aquí en nuestro país, desearíamos que se distinguieran entre nosotros dentro de tres situaciones indispensables en todas las relaciones sociales y económicas que emprendamos, como son las partes, en total integración éstas más adelante con el todo, hacia la constitución de un proceso, que se internalizará éste con firmeza y completo éxito en el transitar hacia el desconocido infinito que a todos nos espera. Debemos lanzarnos abiertamente a extender nuestro accionar tropical, hacia la explosión de una estructura industrial humanizada ésta al máximo, abrazando estrechamente lo trascendente enlo social, material y político. ¿Cómo haremos para coronar ésta condición? ¿Qué debemos entender primero, al caminar hacia un despertar económico y político internacional? ¿Sí podríamos intentarlo? Sí.