La hipertensión arterial (HTA) sigue siendo hoy en día uno de los problemas científicos y prácticos más acuciantes debido a la elevada morbilidad, la alta frecuencia de complicaciones cardiovasculares, cerebrovasculares y renales, que se reconocen como las principales causas de mortalidad en la Federación Rusa (1, 7, 82). La patología comórbida en la AH aumenta aún más el riesgo de complicaciones y de mortalidad, lo que a su vez provoca pérdidas socioeconómicas adicionales tanto para la sociedad como para el Estado en general debido a la pérdida de capacidad laboral y a la discapacidad, así como a los costosos diagnósticos y tratamientos (66, 76, 127). Es especialmente importante la comorbilidad de la AH con la enfermedad vascular crónica, considerando los vasos sanguíneos como uno de los principales objetivos de la AH.