Entre los objetivos de la enseñanza de la contabilidad figuran la formación de mano de obra para la industria y el comercio y la adquisición de competencias para estudios posteriores. Así pues, se espera que los profesores de contabilidad sean competentes en la ciencia y el arte de la enseñanza, si se quieren alcanzar estos objetivos. La exhibición de un bajo nivel de competencia junto con una baja autoeficacia podría hacer de la contabilidad una asignatura difícil y menos interesante para los estudiantes, y asustar a otros estudiantes que hubieran tenido interés en la asignatura. Este libro presenta pruebas empíricas sobre la influencia de las competencias contables en la autoeficacia de los profesores. El libro pretende ilustrar a profesores, administradores educativos, responsables políticos y otras partes interesadas en la educación sobre la necesidad de dar prioridad a las competencias en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
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