Si bien el mercado chileno se caracteriza por su creciente apertura al comercio con el resto del mundo, la escasa respuesta de las exportaciones bolivianas se debe a las limitaciones de la oferta exportable boliviana, constituida principalmente por bienes primarios con reducido grado de transformación y contenido de valor además de no tener capacidad competitiva en costos; lo que dificulta competir con ofertas alternativas en el mercado chileno. Aunque las restricciones institucionales a las importaciones y grados insuficientes de liberación arancelaria que proporciona el ACE 22, también provocan esta escasa sensibilidad de las exportaciones bolivianas hacia Chile. Después del ACE 22, la oferta exportable boliviana hacia Chile se incrementa y cambia en su composición, el 78 por ciento de la misma está integrada por productos no tradicionales manufacturados, tales como la soya, productos derivados de la soya, palmito, manufacturas de cuero, madera y otros; en detrimento de los tradicionales como el petróleo y minerales. Y la demanda de exportación de Chile para estos productos no tradicionales presentan una mayor elasticidad ante una apreciación del boliviano frente al peso chileno.