El cuy al ser una especie herbívora por excelencia siempre prefiere forrajes, sin embargo, la disponibilidad de los mismos y los costos que representan en la alimentación de especies domésticas se ven limitadas (Meza et al. 2014). En este sentido las fuentes forrajeras como las leguminosas por su calidad nutritiva se comportan como un excelente alimento proteico, por otra parte las gramíneas tienen menor valor nutritivo, por lo que es conveniente combinarlas. El consumo está determinado por la calidad nutritiva del forraje y este valor normalmente corresponde al 30% de su peso vivo. (Martínez 2005). Los cuyes necesitan una alimentación variada, especialmente en etapas fisiológicas importantes como el engorde. Siendo necesario como requisitos básicos disponer de proteínas, energía, fibra, minerales, vitaminas y el agua, que el cuy los obtiene de los diversos tipos de alimentación empleados, ya sean a partir de las gramíneas, leguminosas, malezas, hortalizas, concentrados y balanceados (Jácome 2002).