Orientar la política hacia la reproducción de la vida inmediata cambia radicalmente el modelo económico conocido, y le ofrece a los movimientos de transformación social un proyecto coherente. He llamado oikonomía a esa economía radical, territorializada, construida por sujetos concretos, en la medida en que reproducen la vida dentro de sus propias formas de vida. Un proceso de territorialización que lleva ínsito la reconstitución de las memorias, las tradiciones, los saberes y las prácticas, las ciencias y las tecnologías que, en un determinado momento histórico, en el cruce coyuntura crucial- de unos sujetos que (se) descubren (en) la necesidad de articularse a su territorio, de construirse a sí mismos en un lugar, inician un movimiento de transformación que los lleva progresivamente a desprenderse del régimen salarial (capitalista), de la "comunidad del dinero" que los explota y niega su condición de persona, y de manera soberana comienzan a crear en alianza territorial-estratégica con otras comunidades, las formas de producción de la vida inmediata que permitirá el Sumak Kawsay, el "buen vivir".