En las últimas decadas la humanidad manifiesta preocupación por el destino de los seres humanos y de la naturaleza. La confianza que se había generado en un mundo humano y natural, organizado y controlado por la razon científica ha puesto en evidencia la insuficiencia de esta razón, que ha dejado de lado el sendero de la fraternidad humana. Necesario es promover la conciencia ecológica manifestada a través de la espiritualidad,la solidaridad y el amor por la naturaleza. Estas premisas parecen ser la esencia para la búsqueda de la vida en armonía con el ambiente, cuestión que se consigue con una eduación para la vida y a lo largo de la vida, a través de una visión incluyente que impulse el principio de ganar-ganar orientado al desarrollo sustentable, bajo una perspectiva compleja, una pedagogía del amor universal y un hacer educativo que se convierta en una forma de vida. Una práctica integral para la transformación de la conciencia: primer paradigma educativo adecuado a la vida compleja, cambiante y necesasaria del siglo XXI.