Los antibióticos revolucionaron la plataforma de los avances médicos y son indispensables en todo el mundo. Los triunfos de la medicina moderna, como la quimioterapia y la cirugía del cáncer, habrían sido imposibles sin el uso de un tratamiento eficaz para las infecciones bacterianas. Sin embargo, a nivel mundial, varias bacterias antes susceptibles han desarrollado resistencia a los antibióticos. La Organización Mundial de la Salud define la resistencia a los antibióticos como la capacidad de las bacterias de resistir los efectos de un tratamiento antibiótico al que antes eran sensibles. La resistencia a los antibióticos se ha convertido en una grave amenaza para la salud pública. La resistencia a los antibióticos ha provocado la prolongación de la enfermedad y de las estancias en el hospital debido a las dificultades que plantea el tratamiento de las infecciones, y el consiguiente aumento de la mortalidad y la morbilidad tiene repercusiones económicas tanto para el individuo como para el sistema sanitario. La Organización Mundial de la Salud se ha referido al siglo XXI como la era post-antibiótica en la que las lesiones menores y las infecciones comunes pueden amenazar la vida y el bienestar general de todas las poblaciones. Sudáfrica se enfrenta a una creciente carga de resistencia a los antibióticos.
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