Este libro examina los efectos perversos de la migración africana a Canadá. Se centra en el impacto del no retorno de los emigrantes cameruneses y senegaleses con mejores resultados en la dinámica de desarrollo de sus respectivos países. El África subsahariana, una zona geográfica del planeta rica en recursos humanos de alta calidad por su población joven y cualificada, se encuentra paradójicamente rezagada en términos de crecimiento socioeconómico. Una de las razones que se aducen para ello es la fuga de cerebros. Según varios estudios, África es el continente más afectado por la fuga de cerebros. La OIM estima que miles de intelectuales africanos han abandonado el continente en los últimos años por motivos de estudio, formación o profesión. Canadá, que opta por la inmigración cualificada, es un imán para estos ciudadanos africanos por las mejores oportunidades laborales que ofrece. Esto representa una importante mano de obra para sectores escasos y contribuye a impulsar su crecimiento económico en detrimento del de los países de origen.
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